domingo, 14 de febrero de 2010

Francamente... no me importa

No me importa lo que gente alguna piense de mi.
Ni lo que tuvo a bien opinar mi madre.
Ni lo que habló mi padre.
Ni lo que masculle mi pareja.


No me interesa si lucho el dinero para luego derrocharlo
o si por el contrario, lo pierdo sin siquiera ganarlo.
No me ciegan mis aciertos.
No me deprimen mis errores.

Poco caso le hago a las normas
y a mis amigos,
cuanto más callados y discretos,
más los aprecio y valoro.

El criterio de mis hijos
no transforma mi cerebro.
Y ninguna marca dejan en mi alma
críticas o halagos.

No me importan las opiniones que sobre mí
emitan doctorados profesores
ni lo que tengan a bien
repicar ignorantes analfabetas.

No me duelen mis arrugas.
No me enorgullecen mis años
No lloro por pasado errores
No me asustan futuros dolores.

Lo único que en mi produce pavor
y por lo único que siempre me preocuparé
es por el juicio
que sobre mi persona
pueda yo emitir...
¡Porque me amo más allá de cualquier frontera
y sólo a mi propio desamor le temo!


Aida Beccaria