sábado, 12 de diciembre de 2009

Sólo se vive una vez...
¡Gracias a Dios!




Aida Beccaria       
Memo

A mi psiquiatra y a mi psicólogo:

Sinceramente no creo que el brazo que le quité a la muñeca cuando tenía cuatro años, pusiera de manifiesto chispazos esquizoides posteriormente ocultos. Me niego a relacionar la ventana de mi comedor a la que le quiero poner cortinas desde hace mucho, con deseos eróticos castrados. No acepto que exista en mi mente un patrón oculto de comportamiento sencillamente porque no me gustan los niños chillando. No admito que mi posición fetal cuando hace frío revele trastornos emotivos disociados. Rechazo la terapia de sueño como fórmula para resolver mi congestionada vida. Reniego de los horribles nombres con los que se han bautizado mis supuestos males. Y aseguro que mi personalidad es múltiple tan sólo cuando se enfrenta a ustedes dos.

Otra cosa... ¿A quién le pago la cuenta?




Aida Beccaria